El suizo Roger Federer superó por 7-6 (5) y 6-2 al escocés Andy Murray en una hora y 33 minutos y se metió en la gran final de la Copa Masters de Londres, donde irá por su séptimo título en el tradicional torneo de fin de año y donde lo espera el serbio Novak Djokovic.
Será la batalla de los número uno. El que lo fue hasta hace pocos días y el que así terminará 2012. El que pasó las 300 semanas en lo más alto y el que quiere seguir escribiendo su propia historia grande.
Este domingo, Roger dio otra muestra de su vigencia, de cómo a los 31 años puede dejar en el camino a los mayores exponentes de una camada que siempre tiene aire para correr una pelota más, para devolver tiros imposibles, para llegar adonde nadie puede.
Federer volvió a convertir todo eso en añicos. Le costó, claro; sufrió, de entrada, las virtudes de un Murray que imponía condiciones en los peloteos y que en el primer game del partido ya
le quebraba el saque; diferencia que mantendría hasta el séptimo juego.
En ese lapso, el suizo iría ajustando algunos detalles, engranando la mejor estrategia para desacomodar al británico, arriesgando más con su derecha y subiendo con criterio a la red.
Con esa fórmula, Federer recuperó el quiebre y llevó las cosas a un desempate que mantendría la tónica del parcial; ambos hacían una apuesta plena sobre el primer servicio (los dos ganaron mucho con ese golpe, pero no tuvieron buenos porcentajes de acierto) y en el peloteo desde la base ya era el suizo el que marcaba el pulso de los puntos.
Un solo miniquiebre y un inteligente punto con su saque al que continuó la búsqueda de una bola alta al revés de Murray le darían la manga a Roger. Y, en retrospectiva, acabarían marcando la suerte del encuentro.
Porque desde entonces, la figura de Federer se acrecentó y Murray comenzó a desaparecer del partido. Así, el segundo parcial siguió un curso tan rápido como inesperado y repitió los patrones del set decisivo entre Djokovic y Del Potro: un quiebre en el tercer game, otro en el séptimo y saque para partido.
De esta manera, Federer alcanzó su octava final sobre un total de diez presentaciones. Solo perdió una: con David Nalbandian, en 2005. ¿Podrá Djokovic interponerse en su séptima corona?
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